junio 01, 2009

Política y medios: El Show, ¿debe continuar? (y II)

Guerra de poderes

Si le metemos la lupa al enfrentamiento histórico entre el Gobierno y los medios privados nos podemos encontrar con cosas interesantes. En primer lugar descubriremos que el asunto no es nuevo. Es famoso el caso del veto a Luis Herrera Campins por parte de los canales privados de televisión, debido a la decisión tomada por su gobierno de sancionar a varios canales con la suspensión de la señal por haber trasmitido cuñas de cigarros. Otro caso ocurrió cuando, luego del golpe del 4F, el gobierno de Carlos Andrés Pérez prohibió a los medios de manera informal sacar información sobre el entonces reo y militar golpista, Hugo Chávez. En el segundo gobierno de Rafael Caldera se planteó la realización de una ley para regular contenidos de los medios audiovisuales, muy parecida a la Ley de Responsabilidad Social en Radio y la Television, e incluso, fue en este gobierno cuando se escuchó por primera vez aquello del derecho a la información veraz. Por su parte Jaime Lusinchi sufrió el ensañamiento de parte de los canales privados al final de su mandato cuando explotó el tema de Blanca Ibañez, incluso Venevisión sacó al aire una novela donde un personaje cometía hechos de corrupción engañado por su amante-secretaria en clara referencia al caso Lusinchi-Ibañez.

Actualmente el Gobierno Nacional y los medios se reclaman unos a otros abusos y atentados a la libertad de expresión. Pero el asunto es que, en Venezuela, las líneas se difuminan. Los medios son compañías privadas, manejadas por grandes representantes de la oligarquía criolla: los Cisneros, los Phelps, los Zuloaga. Son poderes fácticos que utilizan sus recursos mediáticos y económicos para subyugar o manipular al poder político. En algunos casos, como se observa claramente con Alberto Federico Ravell, los directivos de estas empresas asumen directamente un rol de conducción política, lo que en sí mismo puede no constituir una falta, si se admitiera sin medias tintas y con una clara diferenciación entre la labor informativa de la empresa y los objetivos político-partidistas personales.

Por su parte, el Gobierno Nacional pretende presentarse como víctima de una conspiración mediático – económica cuya inmensa fuerza sólo podría ser contenida gracias al apoyo incondicional del “Pueblo” (vocablo que en este caso parece no incluir a, mínimamente, ese 38% de los electores que no votó por el Presidente Chávez en 2006, y que aparentemente tampoco son ciudadanos en el pleno uso de sus facultades mentales, de acuerdo con la línea editorial oficial).

Sin embargo, esta pretensión está distorsionada en la medida que en Venezuela históricamente el máximo poder económico ha sido siempre el Estado. Y particularmente a partir de los últimos seis años, este Estado inmensamente rico ha sido puesto al servicio del Gobierno del Presidente Chávez, con recursos que superan con creces a los de cualquier conglomerado oligárquico que pueda existir en Venezuela, como lo evidencian las amenazas y acciones concretas del Ejecutivo contra los Phelps, Cisneros, Mendoza o Zuloaga. Si la correlación de poder fuera otra entre el sector privado y el Gobierno, no veríamos al Presidente Chávez tan confiado en sus políticas vis a vis los grandes grupos empresariales.

Asimismo, el poder económico del Estado está siendo utilizado para construir un poder mediático al servicio de éste. Al menos cuantitativamente, los resultados hasta ahora han sido importantes. A primera vista, vienen a la mente VTV, TVES, Telesur, ANTV, Ávila TV y Vive TV, sólo en lo referente a los medios televisivos. Esta estrategia parece corresponderse con lo que Andrés Izarra ha denominado la necesidad de lograr una “hegemonía comunicacional” como condición sine qua non para el éxito de la Revolución Bolivariana.

Ahora, el hecho de que estos medios no tengan éxito en las mediciones de audiencia se corresponde más con una pésima gestión que con la carencia de recursos, tal como lo ha señalado Pasqual Serrano, uno de los editores de Rebelión. Tal vez, si el Gobierno Nacional hiciera un uso más eficiente de estos medios no tendría necesidad de retirar las concesiones a otras plantas televisivas.

La guerra entre Chávez y los medios es tan solo un capítulo más del enfrentamiento entre la política y quienes manejan el capital privado. Incluso, podría definirse como la lucha entre una élite político – económica que busca mantener sus cuotas de poder y una nueva élite político-económica que busca surgir. No queremos con esto disminuir el hecho tácito de que al Presidente Chávez le molesta la disidencia. Eso es algo que ha demostrado no sólo con los medios y la oposición, sino también con todos los que se han “atrevido” a manifestar desacuerdos: adversarios, aliados, líderes comunitarios, miembros del gobierno, del PSUV, sindicatos, "intelectuales", etc.

El punto que buscamos enfatizar es que Globovisión, Venevisión, Televen o RCTV no son los grandes defensores de la democracia que tanto se autoproclaman. Cada uno de los dueños de estas televisoras posee intereses de índole económica que están seriamente amenazados con un gobierno como el del Presidente Hugo Chávez. Bajo esta premisa, son realmente posibles capítulos negros como los de Abril de 2002, o temas tan vergonzosos como el de Alberto Federico Ravell fungiendo de dirigente opositor, e incluso el del pacto Cisneros – Presidente Chávez. Es el mismo enfrentamiento histórico pero con un elemento novedoso: El poder político ha asumido las estrategias de guerra del poder económico y el poder económico está asumiendo las más negras estrategias del poder político. Toda una crisis de identidad.

Queda claro que los medios no están cumpliendo con varias de sus funciones, y están ejerciendo otras que no les son inherentes. Los extremos son malos, como reza el lugar común, y en eso estamos de acuerdo. Globovisión crea en su audiencia un ejército de alienados y apologistas de la violencia que invocan de manera irresponsable un artículo 350 que ni siquiera saben cómo manejar, sin mencionar el daño grave que Ravell está haciendo desde hace años a la oposición, a la política nacional en general y al periodismo venezolano.

Venezolana de Televisión, por su parte, abandona su rol como canal “del Estado” para convertirse en órgano propagandístico de un partido, el PSUV (porque es importante destacar que no todas las organizaciones afines al proceso político encabezado por el Presidente Chávez tienen cabida allí). VTV también aliena a su audiencia, inculcando valores antidemocráticos, como la exaltación del culto al personalismo, y ocultando la mayoría de los problemas graves y reales que sufrimos los venezolanos.

En Venezuela necesitamos medios y programas que entretengan, pero también otros que contribuyan con la formación ciudadana, cognitiva, ética, así como otros que informen de manera veraz e imparcial, que no asuman actividades de proselitismo político y que rescaten los valores deontológicos del ejercicio del periodismo. La Comunicación Social es un arma peligrosa, que puede canalizar y resolver muchos de los problemas de una nación ejerciendo una correcta actividad de contraloría social, de información y de opinión, sin construir realidades paralelas o artificios dicotómicos, y sin promover violencia, es decir, mostrando las cosas como son, más allá de lo trivial y lo aparente (o intentándolo) y, por supuesto, promoviendo el diálogo y la conciliación. Los mass media deben necesariamente replantearse, y eso no se logra cerrando medios sino dando el ejemplo de lo que se debería hacer, cosa que no está ni remotamente cerca de haberse logrado con la apertura de nuevos medios por parte del Gobierno Nacional. Llama la atención que no solo José Vicente Rangel y Vladimir Villegas hayan expresado su desacuerdo con una virtual medida de cierre de Globovisión, sino que también los partidos aliados del Gobierno Nacional (PCV y PPT) se han pronunciado en contra de tal escenario. Ningún medio tiene la verdad en sus manos, lo que sí tienen es una responsabilidad que ya va siendo necesario asuman como tal.

A nadie le conviene más el cierre de Globovisión que a los dueños y directivos de Globovisión. De hecho, tal vez ellos estén apostando a que los cierren. En este juego de poderes, poco parece importar el destino y bienestar de los cientos de trabajadores que dependen de esa planta.

Eventualmente, tanto el Gobierno como los dueños de Globovisión pueden terminar arrepintiéndose. Los intentos por monopolizar la capacidad de manipular al pueblo ignoran que éste terminará por desarrollar su propia conciencia, trascendiendo los polos políticos y sus ideologías.

Gritar insultos es tan fácil como señalar y mandar a callar (sobre todo cuando se tiene poder). El asunto aquí es recordar que el pueblo no es un telón de fondo detrás del conflicto entre un medio de comunicación y un gobierno. El asunto es recordar que los medios de comunicación y los gobiernos no están para el goce de unos pocos (de ellos mismos), sino que ambas entidades sociales constituyen dos formas de servir al público. Cualquier manifestación contraria es, por lo menos, anti-progresista. Es decir, regresista.

12 comentarios:

Magoo dijo...

Tomando en cuenta que escribes: "La Comunicación Social es un arma peligrosa, que puede canalizar y resolver muchos de los problemas de una nación(...) sin construir realidades paralelas o artificios dicotómicos, y sin promover violencia, es decir, mostrando las cosas como son, más allá de lo trivial y lo aparente (o intentándolo) y, por supuesto, promoviendo el diálogo y la conciliación", les haría muy respetuosamente la siguiente observación: Ojo con escribir la categoría "Oligarquías criollas" y además de manera un poco imprudente nombrarlas.
El hecho es que esa categoría ha sido objeto de estudio no sólo ahora, sino desde el siglo XX por los historiadores venezolanos.
Aun no nos ponemos de acuerdo en cuanto a su utilización en el "etéreo y muchas veces inofensivo ámbito académico" pero si sabemos como ustedes los comunicadores, que cuando las categorías históricas se usan desde el poder político pueden ser parafraseando en némesis a ustedes mismos: "constructoras de realidades paralelas o artificios dicotómicos, promotoras de violencia, es decir, pueden mostrar las cosas como no son y trivializarlas, por supuesto, en detrimento del diálogo y la conciliación".
Tan sólo busquen de nuevo el concepto de oligarquía y compárenlo con la lucha por el poder que según este post, hay en Venezuela.
Un abrazo, Magoo

Yimmi Castillo dijo...

Bien Magoo, gracias por el consejo. En todo caso, el término se utilizó sin ningún tipo de intención de vincularlo con el significado histórico del mismo. Bien pudimos haber dicho "Los amos del Valle", que también es una categoría poco mediadora, como también pudimos haberles dicho "Los ricos del país", o cualquier otro epíteto similar en significado.

En todo caso, y sin restarle importancia a tu observación, hablamos de los grupos económicos que han querido influir en la política nacional para usarla en provecho de sus intereses económicos.

De nuevo, gracias por la observación. Es muy bienvenida. Te esperamos de vuelta.

Anónimo dijo...

Excelente artículo. Es grato poder leer aun este tipo de críticas tan constructivas. Ojalá puedan tener cobertura mediática en un canal de television en horario estelar.
Se vienen tiempos difíciles en Venezuela. Se ha echado tanta leña al fuego que evitar un incendio será una labor titánica.
Ojalá que la disminución de libertades de las que estamos siendo testigos, tanto en Venezuela como a nivel mundial, no termine por arropar también al internet.
No sería la primera vez: los ejemplos sobran en otras latitudes.

Magoo dijo...

Gracias amigo, si me imaginé que no había sido su intención porque los post que cuelgan son super serios y buenísimos. Tan sólo hice la observación porque ProMedio se ha sabido alejar tanto de lo ofensivo que me pareció adecuado exigir un poquito. Tal vez sepas que uno exige más a quien más da o sabe dar. Es como cuando se da clase, al alumno más aventajado se le exige más.
Vaya un abrazo y mis felicitaciones.
Magoo.

El veneco dijo...

Coincido con que se trató un poquito a la ligera porque en el término oligarquía se ha metido a más de uno que no tiene dónde caerse muerto. En este país oligarquía = rico = opositor y a su vez opositor= oligarca = rico y así sucecivamente......... no deberían usar los términos que los actores políticos extremistas usan para definir al contrincante.

Yimmi Castillo dijo...

No creo que el mal uso de términos en el lenguaje político sea motivo para que los demás dejemos de usar esos términos. Así solo estamo contribuyendo con la polarización, como por ejemplo el término "bolivariano", que fue totalmente robado por el gobierno.

Al contrario, lo que debemos es justamente sacar esos términos del contexto polarizado y regresarlos a su significado original. Más o menos esa fue la sugerencia de Magoo y, de hecho, es una de las tareas que tenemos pendiente aquí en ProMedio.

Maravilloso Desgarro dijo...

WoW creo que éste es mi post preferido de ProMedio hasta el momento.

El tema sobre el cuarto poder es muy interesante, no sólo en Venezuela sino en el mundo entero -para muestra la costura completa de aquello de la Gripe Porcina en México, acá se hubiesen degustado con la 'influensa' de los medios!-.

Leído el consejo de Magoo, que me parece pertinente y elegante, creo que este post está bárbaro!

Disfruté mucho leyéndolo, y quise compartir ese goce con ustedes.

Disculpen lo poco enriquecedor que pueda ser este comentario para el tema.

En este sentido, el de aportar algo, creo que lo más destacable es que "el hecho de que estos medios no tengan éxito en las mediciones de audiencia se corresponde más con una pésima gestión que con la carencia de recursos".

Lo que es una hoja de doble filo, porque y ¿si se dan cuenta de esto y le meten eficiencia a la cosa, entonces la posición gubernamental habrá ganado este delicado e importante terreno?

Es decir ¿lo que necesita VTV es a los editores, creativos y productores de Venevisión?

Otra cosa, como lego que soy, la verdad yo no creo que no se estén cumpliendo las funciones de los medios.

Quiero decir, conceptual e idealmente obvio que no, pero en una vida real menos idealista y conceptual, creo que a estas alturas ya nos quedó claro que la función de un "medio" es proveer de beneficios a sus dueños o creadores, y no otra.

Creo que, aunque sé que existen honrosos paladines del periodismo y de la información, hoy en día debemos ver a los medios con mayor suspicacia, y atar los cabos circundantes, ver un poco más allá del efecto inmediato y preguntarse, con un ejemplo práctico ya pasando de moda: ¿Quién se beneficia de la Gripe Porcina?.

Digo yo, ejercitar un poco la duda, la curiosidad y la investigación, como creo que han hecho con este post.

Gracias

Ricardo Andrade dijo...

Qué bueno leer estos comentarios!! Y, en particular, aprecio muchísimo que nuestros lectores compartan con nosotros esa responsabilidad y ese cuidado por las palabras y los pesos que conllevan.
Además, es un placer y un compromiso que nos exijan como nos exigen!!
Tenemos que seguir sumando esfuerzos y continuar esta difícil tarea de abrir bien los oídos para seguir escuchándonos..
Saludos!

Magoo dijo...

Qué fino, se pone buena la cosa amigos. En realidad creo que estamos por buen camino.
El veneco tiene razón en cuanto a la forma en que se han manipulado las categorías, pero tiene Yimmi también toda la razón en observar que porque dos extremos estén usando frases de mala manera, eso no significa que nosotros (o quien quiera) debamos dejar de usarlas.

Pero con todo y eso, ¿debemos usarlas? Probablemente antes tendríamos que saber si según el concepto de oligarquía, podríamos decir que ésta existe en Venezuela.

Tal vez parezca una necedad de mi parte entrar en esos detalles, pero es que en realidad me preocupa que la gente se crea lo que escucha.

Por ejemplo, yo creo que no hay ningún socialismo en el país. No obstante ambos extremos creen que lo hay y esa palabra tiene a unos asustados y a otros creyendo que por haber aceptado esa corriente, ya son nuevos hombres y mujeres libres de la alienación.

Entonces, ¿Si se nos hubiese ocurrido ponerle otro nombre a este periodo político venezolano, habría tanta gente asustada, habría tanta gente "desalienada" y convertida en nuevos hombres y mujeres?

Puf! El amor y el terror de las palabras..........

Estuve por Eloquentia y encontré que Ricardo es de la Chucho. Yo también compa, de la segunda etapa.

Saludos....... esperamos el próximo post.

Magoo.

Erick dijo...

Cito: Conceptual e idealmente obvio que no (que los medios no están haciendo lo que les corresponde), pero en una vida real menos idealista y conceptual, creo que a estas alturas ya nos quedó claro que la función de un "medio" es proveer de beneficios a sus dueños o creadores, y no otra.

Lo que el compañero quiso destacar en el párrafo citado me parece sumamente delicado, y digno de revisión por quienes nos propusimos en un pasado no muy distante, ligar nuestras vidas al ámbito de la comunicación social, del periodismo y/o de los medios.

Cada vez es más evidente que los medios de comunicación social en Venezuela, no quieren hacer grandes esfuerzos en la construcción de una conciencia ciudadana. Tal vez porque no les conviene, porque no les interesa.

Ciertamente hay paladines del periodismo en el mundo, pero no en Venezuela rescatando, desde mi punto de vista, el trabajo que se hace desde Últimas Noticias, por ejemplo. Su estilo y sus títulos podrán ser muy cuestionados desde un punto de vista académico, cuestionamientos con los que no estoy en total desacuerdo. Pero particularmente creo que es un tipo de periodismo que “busca” estar más en contacto con su materia prima: la gente.

Ahora, si en otros países existen medios ejemplares para el ejercicio periodístico y en Venezuela no, no se trata entonces de intentar copiar esos modelos, pues terminarán fracasando. De lo que se trata es de educar, educar y educar. Y en ese educar, los docentes y comunicadores jugamos un papel fundamental. Tiene que haber una educación para los medios. Hay un pasado podrido, pero hay futuro que puede ser mejor si se pone en práctica una verdadera “revolución”, la educativa.

Que nuestros chamos, ya desde el colegio, “aprendan” a ver la televisión, a leer la prensa y a escuchar la radio. Producto de ese aprendizaje los medios no podrán seguir subestimando al pueblo, tampoco los gobiernos.

Sonará muy idealista y todo lo que se quiera, y además parecerá como un logro a muy largo plazo, pero bueno, no hay otra salida. Son “40 años de cúpulas podridas” y 10 años de un proceso que busca partir ciegamente la torta es dos, donde un tolete de dicha torta debe ser lanzado al pote de la basura sin ningún tipo de miramientos.

Es cuestión de conciencia social, de educación, de que cada venezolano se crea el cuento de que es importante para el progreso del país, y que empiece a trabajar en ello. Se trata de que conozcamos nuestros derechos, pero también nuestros deberes, y que nos movilicemos en defensa de los mismos. Tenemos que darnos cuenta de que hay que participar, de que hay que estudiar, de que hay pensar, involucrarse, solidarizarse con el necesitado, salir de nosotros mismos, y dejar de vernos al ombligo. Tenemos que comenzar a jugar, desde nuestra natural individualidad, un papel como actores sociales, como sujetos, y no como objetos.

En los medios no sé da el debate público. Por lo menos no en la Venezuela que me ha tocado vivir y padecer. El debate público se da en los consejos comunales, en las asociaciones de vecinos, en la cola para el Mercal o el Unicasa, en la camionetica, o en el Metro.
Como sociedad, debemos educarnos frente al papel de los medios de comunicación, pero también debemos despojarnos de la figura de papá Estado que todo nos lo da. Cuando esto cale en la mente de los venezolanos comenzarán a surgir verdaderos “nuevos hombres y mujeres”; de lo contrario seguiremos viendo al "mismo musió pero con diferente cachimbo".

Yimmi Castillo dijo...

Erick, no creo que haya que alarmarse mucho por la afirmación de Maravilloso Desgarro. Yo no sería tan duro como ella en ese punto, pero tengo mis citicas y observaciones sobre la función real de los medios, que dista mucho a veces de esas que les colocó la UNESCO, y que a su vez son parte esencial de los postulados de la Mass Communication Research (Lasswell y cía).

Yo no creo que la Televisión sirva para educar. Entretiene, sí, Informa, a veces, pero educar lo que se llama educar, no parece ser según la experiencia pragmática una función natural de este medio.

En todo caso, si tu preocupación viene por el ejercicio profesional, realmente es una tarea que debemos emprender los comunicadores, el de quitarnos de la cabeza que los únicos medios son Radio, Televisión y Prensa escrita. Y debemos quitarnos el cassette que dice que los medios son la pieza fundamental de nuestra carrera. No es así. Nosotros somos creadores de mensajes, el medio es una simple extensión de las capacidades de nuestro cuerpo (Pasquali dixit), lo importante es el mensaje, él es el protagonista, el amo y señor de nuestro ejercicio profesional sea cual sea la rama de la comunicación que adoptemos como especialidad.

Precisamente eso es lo que hay que discutir en las conferencias, en las aulas, en las salas de redacción o edición: ¿Que posición juega el medio en la dinámica comunicacional? Sobre todo cuando es precisamente ese elemento el que provoca tantas acciones anti éticas de nosotros como periodistas y comunicadores en general.

Ricardo Andrade dijo...

Saludos, Magoo!
Buena gente la de la Chucho! Déjame un msj por allá para contactarte..
Un abrazo, vecino!